En marzo de 2016 me marché. ¿Para siempre? Pues ni idea.
Empecé la aventura en Budapest (Hungría). Recorrí un montón de países, me alojé en más de cincuenta ciudades, y exploré docenas de rincones.
También pasé casi 10 meses viviendo en Georgia y viajando por el país, un lugar del que ni había oído hablar antes de llegar.
Seguí moviéndome pero, al final, decidí dar por terminado este gran viaje y empezar una nueva etapa.
Aquí tienes más razones y detalles de este primer gran viaje, y lo que ha pasado desde que me marché:
¿Qué?
Me marché de casa sin más plan que volar a un sitio bien situado en el mapa, y decidir desde allá qué hacer.
Siempre he creído que el mejor plan es no tener plan… Y en eso estoy todavía.
Así que durante todo el viaje fui a donde me apeteció, donde me recomendaron, donde pude. Intenté pasar por todas partes, pero, desde el principio, despacio:
¿Por qué?
Quiero verlo todo. Aprender todo lo que pueda. Conocer todas las cosas diferentes que pueda.
Cuando era pequeño, recuerdo que decía algo parecido a:
Cuando sea mayor y me marche de viaje, no voy a ir para una semana como va todo el mundo. Estaré todo el tiempo que quiera y lo veré todo. Veré la realidad en cada país.
Recuerdo que la gente me miraba con cara de:
Claaaaro niñito, sigue soñando.
Como cuando un niño dice que quiere ser astronauta o pirata después de ver una película.
Cuando era pequeño, recuerdo también que me pasaba horas subido en mi cama mirando el mapa en la pared:
El mismo mapa ↑ sigue en la misma pared, pero yo estoy aquí, casi dos años después de haber marchado de casa.
Me he quedado en cada país el tiempo que he querido. Y esto va a seguir siendo así el tiempo que quiera.
Por supuesto, en eso estamos.
¿Dónde?
Pasé por unos cuantos sitios. Algunos países que siempre había querido visitar, otros que desconocía y me encantaron.
No preguntes, no tengo uno favorito. Los ordeno según he pasado por ellos.
En algún momento decidí empezar a escribir sobre ello en mi diario de viajes, así que puedes leer sobre mi aventura en cada territorio (clic si están en rojo):
- Hungría
- Serbia
- Croacia
- Eslovenia
- Austria
- República Eslovaca
- Bosnia y Herzegovina
- Montenegro
- Albania
- Macedonia
- Kosovo
- Bulgaria
- Rumanía
- Moldavia
- Transnistria
- Ucrania
- Turquía
- Georgia
- Azerbaiyán
Para futuros viajes, en la página principal voy actualizando dónde me encuentro hoy, y cuáles son mis próximos planes.
¿Cómo?
Normalmente, despacio.
Creo que no puedo ver la realidad en un sitio, aprender cómo funcionan las cosas en cada territorio, si paso corriendo de un lado a otro.
He pasado meses en los países que más me han llamado la atención.
He conocido gente del lugar. Los mejores sitios para comprar o beber. Los puntos con las mejores vistas o los mejores olores.
He viajado por tierra. No tengo ningún problema con volar. Excepto que me parece demasiado fácil:
Puedes dar la Vuelta al Mundo y recorrer 5 continentes en tres días.
Ese no es mi plan: voy despacio. Intento verlo todo, aunque me lleve mucho tiempo.
Además, tener que lidiar con todo tipo de transportes, fronteras, pueblos perdidos y contratiempos hace del viaje una experiencia única.
Y en eso estoy.
Excepto que pronto me canse y cambie de planes. Coja un avión a Cartagena o a Macao, y me quede allá.
¿Cuándo?
Habitualmente, todo viaje tiene dos fechas. Principio y fin.
O si eres una loca/loco de los planes, tendrás doscientas apuntadas en un listado a completar antes de volver.
Yo cambié mi vida a algo más simple, y sólo tengo una fecha:
El 10 de marzo de 2016
Cuando salí de Vitoria-Gasteiz y empecé mi viaje. Me acuerdo de la fecha porque así puedo calcular el tiempo hace desde que cambié mi vida. Y me gusta mucho calcular.
Aun así, unos meses después el concepto de tiempo que solía tener dejó de significar algo tan importante. No puedo decir que ya no signifique nada, porque convivir con otras personas en entornos urbanos tiene sus consecuencias.
Pero ya no le doy tanta importancia:
Si trabajo, lo hago para mí, así que no importa la hora del día, ni el día de la semana.
Hay tiendas y bares abiertos 24 horas en todas partes, así que no importa la hora del día, ni el día de la semana.
Me marcho cuando quiero, y me quedo el tiempo que me apetezca. Semanas y meses ya no significan nada.
¿Sin fecha de fin?
Mientras siga moviéndome, el viaje no habrá terminado. Se supone, pero…
En un momento dado decidí dar por finalizado este viaje, y quedarme en Tbilisi a vivir (donde estoy ahora mismo).
¿Así que ha terminado el viaje?
Ni mucho menos.
He cambiado mi vida para siempre, aunque «siempre» es relativo: viviré así el tiempo que quiera.
¿Quién?
Yo, por supuesto.
Y las decenas de personas que he ido conociendo en cada hostel, cada ciudad, cada camino. Guardo un recuerdo especial de cada una de ellas, y te cuento muchas de sus historias en mi diario del viaje.
Aun así, también tuve compañía más especial:
- No empecé el viaje sólo. María me acompañó unas semanas en Barcelona.
- Mi Madre y mi Tía vinieron a verme a Budapest.
- María vino a Sofía y se quedó más de dos meses de viaje. A todo el mundo le gusta esta vida.
- De nuevo, mi Madre, mi Tía y su amiga Ione vinieron de visita a Sofía.
- Y por si fuera poco, mi Madre y mi Tía volvieron a Estambul un mes después.
- Ainhoa cruzó el Mar Negro (en avión, no a nado) y se acercó a Georgia a pasar unos días.
- Asegurando el primer puesto de acompañantes más frecuentes, mi Madre y mi Tía vinieron de nuevo a pasar una semana en Tbilisi.
- Como era imaginable… mi Madre y mi Tía volvieron a visitarme en Tbilisi en Junio, esta vez también con mi Padre!
- Y como Georgia tiene algo que te hace quedarte, o volver… Ainhoa vino en verano y se quedó seis semanas. Las usamos para explorar el país y cada barrio de Tbilisi al máximo.
Si quieres acompañarme en mi viaje, aquí te espero! Solo escríbeme.
Espero que leer hasta aquí te haya servido para algo. Para saber algo más de mí, para inspirarte, y quizás para aprender algo más sobre ti.
Cualquier cosa que quieras contarme o en la que pueda ayudarte, ya sabes dónde encontrarme.